lunes, 15 de julio de 2013

Farmacología y poesía

Leo:  “Las penas por desamor se aliviarán pronto con una pastilla. Están investigando fármacos para coser corazones.” en una revista digital de divulgación científica dentro de un artículo titulado "¿Para cuando una pastilla para el desamor?" Y pienso, la jodimos, ¿que será de la poesía con esta nueva píldora? De inmediato se me viene a la cabeza el célebre poema de Pedro Salinas, La voz a ti debida. Como los testigos de Jehová que se niegan a recibir transfusiones sanguíneas, se creará un grupo que rechazarán por principios tomar esa pastilla perversa, yo me adscribiré.



No quiero que te vayas 
dolor, última forma 
de amar. Me estoy sintiendo 
vivir cuando me dueles (...)
Si tú no me quedaras, 
dolor, irrefutable, 
yo me lo creería; 
pero me quedas tú. 
Tu verdad me asegura 
que nada fue mentira. 
Y mientras yo te sienta, 
tú me serás, dolor, 
la prueba de otra vida 
en que no me dolías. 
La gran prueba, a lo lejos, 
de que existió, que existe, 
de que me quiso, sí, 
de que aún la estoy queriendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario