lunes, 14 de octubre de 2013

¿Eras tu...?

¿Eras tú la boina gris
  de aquel poeta?
¿Eras tú la diva
  que quería ir al cielo
  pero no quería morir?

El tiempo es un espejismo indeterminado.
Te contemplo aún más radiante.
¿Eras tú así? O es cosa mía.

Me acosté con tu servilleta
dedicada bajo la almohada.
Amanecí impregnado de ti,
tu aroma y tu pena.

¿Eras tú la mirada infinita
  de la belleza ?
¿Eras tú el santuario en el
  camino de mis monjes?

Mala idea confiar en el amor sin vacilar.

Nos volvimos viejos y gandules.
Me retiré a un huerto
Cultivando mi libertad
me hice agricultor de la insurrección

Tu eras la mujer de piernas tangentes
la de la boca de ciruela, ¿verdad?
Viajaste a América, norte y sur
Me has traído un recado:
“¡Dispara, idiota!”

Creo en el sexo zafio
en el dios misericordioso
en ti y en mi

¿Eras tu aquella niña
  morena y ágil de Neruda?
¿Eras tú la Jarifa de Espronceda?
Sí, siempre te encantaron las orgías.

Tu eras la gitana
de la generación del 27,
la ventana del edén
donde el numen
toma forma de flor

A mí no me confundes.
He sido el polizón
de tus sueños más profundos,
la vagina de tus noches más salvajes

Por eso lloro, lloro, lloro.

Éramos ceniza al viento,
Un día soleado, y la noche más cerrada
Un cuerpo de mujer
con alma de hombre, tu
y cuerpo de hombre
con alma de mujer, yo.

¿Qué queda de mí en ti?
No hables, conozco tu vocabulario
Muestramelo con tatuajes

¿Eras tú la que dice la gente
  que ahora eres formal?
¿Eras tú aquella camarera del Titanic?
¿O la mujer del ascensor del Chelsea Hotel?

No se, te veo tan joven y tan bella
Tan cansada y tan triste
Que mis versos no me gustan

Del todo a mis poemas
¿Tan hundida estás?
Es una tarde marrón
Encendamos unas velas
Perfumemos el peste
de las ideas quemadas.

Mi espíritu remolón
y tus manos laboriosas
Yo con tu guitarra
y tu con mi flauta
No somos más.

Todo se simplifica a este acto
hoy y siempre
No nos queda argumento, ni  guion
Nuestros cuerpos inmateriales
han sido prostituidos en demasía
Es el precio de la brillantez

Buscando calor y recuerdos
entre tus nalgas y pechos
No más besos proscritos
en nuestras vidas.
Caminamos, al fin,
descalzos hacia el altar de la eternidad
y juntos.

Tu exorbitante belleza en mis pupilas
mis manos recorriendo
tu aura de celeste fuerte.
Tras innumerables caos en nuestras vidas
la piel se confunde con el asfalto,
nuestros corazones atrofiados
se compadecen mutuamente

¿Eras tú la mujer de tan alta alcurnia
  que no conocía hombres, sólo nombres?
¿Eras tú la loba devoradora
  de mis mejores amigos?
¡Por favor!
Dime que sí.


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